Equipos Resolutivos
La integración de equipos de trabajo consiste no en tener a los mejores especialistas sino en saber coordinar los talentos de cada miembro para el logro del objetivo.
Miramos nuestra realidad y sabemos que no todas las familias, empresas y países logran permear sus más nobles ideales a todos los niveles de la organización y menos aun cuando los intereses personales tienen prioridad sobre los del equipo.
Sabemos por otra parte, que los procesos de formación y visualización que apuntan alto en los retos de crecimiento de la organización implican además de la paciencia, la creación de una cultura que incluye actitudes colaborativas y resolutivas en el desarrollo organizacional.
Hemos utilizado el término “Resolutivo” aplicado al desarrollo de equipos de trabajo para puntualizar la capacidad de gestionar desde la gerencia y supervisión la toma de decisiones, resolviendo de manera inmediata los múltiples obstáculos presentados para el cumplimiento de los objetivos.Lo anterior, sin duda exige el seguimiento estrecho para cuidar la asimilación del sentido y dirección planteados por la alta dirección y que cada uno se involucre desde su responsabilidad para el éxito de todos, como dijera Alejandro Magno “de la conducta de cada uno depende el destino de todos”
Si ésta labor conlleva que todos los integrantes tengan conciencia de lo que se busca, que exista la disponibilidad y sean hábiles en su área ¿Qué falta entonces para contar con un equipo resolutivo?
En nuestros días, ante una circunstancia de cambio frecuente en el entorno, modificación de las estructuras mundiales, violencia, guerra, etc… observamos en los equipos interdisciplinarios que en la gran mayoría hay falta de sentido en el trabajo, falta de inspiración, creatividad, compromiso y de actitudes positivas. Éstos comportamientos expresan insatisfacción, desmotivación e indiferencia y ante esto una tendencia casi gravitacional es mostrar reacciones de justificación del líder, con argumentos que van desde falta de personal calificado, falta de capacitación, inexperiencia de los responsables en el área hasta incompetencias en los puestos estratégicos.
Hay un refrán popular mexicano que puede complementar lo anteriormente dicho.
“El que es mal arriero, le echa la culpa a las mulas…”
Hay casos existentes y muy admirables de líderes “humildes” que, al aceptar su situación y responsabilidad de lo que sucede en la organización, incorporan nuevas maneras de adaptarse a las circunstancias sin perder su esencia y buscan como construir un futuro prometedor desde donde están plantados en la realidad sin poner juicios ni culpas, aceptando el desafío y sabiendo que lo que pasa y deja de pasar en la organización, ellos son y serán los únicos responsables finales, aunque a veces los culpables dependan de él.
El mayor desafío actual es contar con la creatividad suficiente para saber hacer o deshacer con lo que se tiene, partiendo de un líder humilde y comprometido por su causa, que sepa construir una cultura de personas resilientes y resolutivas en su equipo de trabajo.
El éxito de un equipo no está en las circunstancias favorables, sino en los integrantes que saben responder ante las circunstancias desfavorables inspirados por un humilde liderazgo.